jueves, 12 de marzo de 2009

11M. Yo estaba allí


Yo estaba allí y el fútbol me libró.
Parece mentira, pero es cierto, no hace tanto que vivíamos en un país dónde había circulación de capitales, de mercancías . . . y de personas. Donde los aeropuertos eran un hervidero y muchos nos movíamos ahora aquí, después en Madrid y mañana en Sevilla. Donde había oportunidades que bien aprovechadas nos pusieron en una senda de crecimiento llorada y añorada.

Parece mentira, pero fue real. Hace cinco años estaba preparando un viaje a la capital andaluza con salida desde la estación de Atocha. El jueves tenía una reunión, estábamos en marzo, en 2004, y en día once ¿Quién se iba a acordar del 11S? Aunque el terrorismo había golpeado con violencia a occidente no se estilaban las cábalas para planificar las jornadas de trabajo.
Lo tenía todo pensado, llegaría a Madrid en avión el día anterior y con comodidad y sin los agobios de los posibles retrasos hacer un uso apropiado de la Alta Velocidad Española (AVE, creo que han suprimido lo de española). Iba a sacar mi billete cuando me hicieron una propuesta que no podía rechazar: mi primo “atlético de nacimiento” me invitaba al “cuernabeu” (como conocen los simpáticos anti madridistas al Bernabeu). En principio a no sé qué anfiteatro cercano al cielo frío de una noche de invierno, para acabar con la broma en el mejor asiento del mejor palco del estadio con tanta ropa encima, para protegerme de la rasca que iba a pasar, que por más que me quitaba no daba acabado, como si de un terrorista suicida de la Ser se tratase. Lo siento porque los anfitriones se debieron quedar con la sensación de que en Galicia esa era la moda o que el “menda” tenía el termostato averiado.
La venganza no se sirvió fría sino todo lo contrario, cuando estalló el clamor de ochenta mil gargantas ante el gol que Raúl le marcó a Oliver, ¡ojo! no confundir con el dibujo animado, y a mi querido primo no le quedó más remedio que saltar de su butaca para no quedarse solo frente al delirio colectivo.

Un partido de “Champion” evitó que el 11M utilizase la estación que alguien escogió para masacrar a los indefensos, cambiar las voluntades y precipitar al absurdo a toda una nación. Nunca he pensado que hubiese vuelto a nacer por haberme librado de los “idus de marzo”, ya que algo mío murió junto a las víctimas directas del atentado. Esa mañana la emoción embargaba a buena parte del pueblo de Madrid, la congoja estaba sentada a mi lado en el Metro debido a que en la superficie no se podía circular porque el desconcierto y la turbación estaban aparcados en doble y triple fila. Conseguí desplazarme a Barajas para obtener la tarjeta de embarque, aunque mi vuelo salía por la tarde, suponiendo que no sería el único que quisiese abandonar el lugar del crimen. Las caras en la terminal mostraban las señales del abofeteamiento general decretado por los que no podían soportar los éxitos tantas veces negados a lo largo de nuestra historia.

La noche anterior en los aledaños de la Castellana comprobaba que poco o nada nos diferenciaba de los países más avanzados. Nuestra policía imponente sobre sus monturas y equipada como nunca antes, con unos vehículos modernos, entre una multitud que llenaba a rebosar todos los locales de los alrededores. Escaparates de tiendas con marcas punteras, personas que podían emplear parte de sus recursos en el ocio. Edificios iluminados de viviendas y oficinas sin letreros de “se vende” . . . como para sentir orgullo de lo mucho que habíamos prosperado.
En definitiva una sociedad avanzada pero no solo en lo económico, o eso creíamos. Con el paso del tiempo he llegado a la conclusión de que el 11M dejaron sus vidas casi doscientas personas, su salud varios miles y su futuro a medio plazo millones de ciudadanos, dicen los enterados que unos cuatro, a fecha de hoy, y en torno a cinco antes de que termine el año.

Y como no he seguido muy de cerca los acontecimientos relacionados con el esclarecimiento de los tristes sucesos pregunto a quien me sepa responder:
¿Conocemos a todos los autores materiales de los atentados? ¿Y a los intelectuales?
¿Sabemos quién los dirigía? ¿Qué se pretendía con tremenda masacre?
¿Era casual la cercanía de unas elecciones generales? ¿Se buscaba incidir en las mismas? ¿A quién se pretendía perjudicar? ¿A quién se pretendía beneficiar?
Requiescant in pace.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya sabeis que os mando de vez en cuando alguna información sobre "el tapado sobre el 11M".
Pruebas eliminadas, juicio televisivo y teledirigido, y sólo un condenado que parece ser no ha tenido nada que ver.
La mayoría de los detenidos eran confidentes de la policía.
Queremos saber la verdad sobre el 11M. Es un grito que llevamos dando dando desde hace años, y los políticos no responden.
Han querido dar carpetazo, no se sabe porqué oscuros intereses, pero la semilla de la verdad está germinando Espero que pronto sepamos quién fué el que lo hizo, quién fue su cómplice y también eliminemos del sistema jurídico español a tanto inútil que nos ha impedido con su forma de hacer ignorante siendo bien pensado llegar a la verdad.
En mi opinión es muy posible que haya sido Eta, igual que en el incendio del Corona de Aragón, con los servicios secretos marroquís, y una cloaca de aquí, que hay que extirpar.