Primero la porra y después a la porra

De verdad que vivo sin vivir en mí ¿Me estará afectando esto de los nacionalismos? ¿Habré dejado de ser un patriota por estar convencido de que la crisis económica es de las gordas? No encuentro una razón, a la que agarrarme, en este mar de sin razones.

Hay mísero de mí, hay infelice ¿Quién me iba a decir que no me convence la selección de mi amada España? Jamás me pasó nada igual, desde el mundial no levanto cabeza sin ponerme a cavilar que nuestros jugadores nos toman el pelo, que el seleccionador debería estar en un zoo atendiendo las necesidades biológicas del presidente de la federación y que nuestra prensa deportiva o es tonta o solo le quedan unas asignaturas para obtener el título oficial de licenciado en descerebramientos y olvidos múltiples.

Y es que me estremezco al ver nuestra sufrida afición, de la que aunque reniegue formo parte, de nuevo ilusionada y convencida de que no solo pasaremos de cuartos, sino que además llegaremos a la final. La misma cantinela cada dos años, ora eurocopa, ora mundial y en medio a confortarnos con los Nadal, Alonso, Pedrosa, Gasol y demás deportistas mártires que no tienen ni la décima parte de cobertura mediática que nuestros magnificados seleccionados.

Os pido que me acompañéis en este valle de lágrimas participando en esta porra sobre el enfrentamiento contra la temible, excelente, fastuosa, potentísima selección de Suecia. El procedimiento es sencillo, pinchas en comentarios y pones el resultado; si encima lo argumentas pues cojonudo. El mío va por delante, como el burro “pa que no se espante”:
España 1-2 Suecia.