Israel estaba bajo el dominio de los egipcios y las opiniones estaban divididas: unos a favor de Ptolomeo y otros a favor de Antíoco. Cuando éste entró en Jerusalén, dónde ejercían el poder los pro ptolemaicos, asesinó a todos los opositores que encontró y saqueó el gran Templo. Algún tiempo después decidió que debía homogeneizar su vasto imperio y obligó a sus súbditos a obedecer la misma ley y adorar a los mismos dioses (griegos, claro). Envió tropas a Jerusalén y estas levantaron una estatua de Zeus en el templo y sacrificaron cerdos en sus altares. Si un judío protestaba o se negaba a practicar el culto griego era torturado hasta morir.
Al terminar de hablar, Matatías vio que un ciudadano de Modin se acercaba al altar para ofrecer un sacrificio al ídolo pagano. En un arranque de cólera, el sacerdote sacó su cuchillo y rebanó el pescuezo del colaboracionista, eran otros tiempos; después dio matarile a los funcionarios griegos y con la ayuda “do seus fillos” derribó el falso altar. “¡Que me siga todo aquél que sienta devoción por la ley!” gritó a la muchedumbre.
Matatías y sus hijos huyeron a las montañas acompañados por los más cercanos: familiares y amigos. No todos los vecinos de Modin, por los que tanto había hecho, le acompañaron.
Esta historia nos muestra los diversos grados de compromiso que los miembros de un grupo están dispuestos a asumir. Ante una situación de peligro las reacciones son dispares, hay distintas sensibilidades, que diríamos hoy en día.
En días como el sábado pasado, algunos echamos en falta la presencia de tíos arrojados como Tino, Carretero, Luciano . . . y por supuesto el mister Caridad. Yo también busqué, y no encontré, a Adalberto que aunque intenta dirimir los conflictos con su bondad, es una garantía en caso de necesidad extrema. Menos mal que estaba Chuky que con su
2 comentarios:
Esperaba ansiosamente el momento de leer los comentarios, agudos e inteligentes como es habitual, que los miembros de la CdV, y aledaños futbolísticos, harían sobre la demagógica alegoria que nuestro editor hace sobre los acontecimientos del pasado sabado (uff¡).
No me siento decepcionado de los comentarios. Ponen bien a las claras nuestro alto grado de preparación y, curiosamente, "contradicen" las impertinentes apreciaciones de nuestro nunca bién ponderado maestro golpeador (ver Madmax III).
Yo por mi parte solo puedo aportar, con la humildad de mi pensamiento, una frase que, no siendo original mía sino de un gran pensador de la era moderna, resume todos los elementos que unos y otros hemos expuesto: ¡manda huevos!.
Hasta el sabado y que os den.
¿Pero de que hablas Requeno?
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